VOCES DE LA CALLE
POESÍA DEL EFLUVISMO
AUTOR: VIRGILIO LOPEZ AZUAN
Vendrán las voces de las cantinas cantando lunas, estallidos amables, manos de putas, palomas entre copas. Todo quedará habitado por nosotros mismos, afuera estarán los silencios, profundos huecos del mundo. Afuera la silueta de la nada, en la materia derruida, hecha trizas por todo el cuerpo… Vendrán las lenguas y los lenguajes, y seremos palabras proporcionadas.
Voces de la calle, brillo de espejos en la puerta metálica del espíritu. Hacia dentro vamos, huyendo hacia fuera, haciendo universos. Eternos universos que no nos pertenecen. Contemplamos procesiones de palabras, con cargas pesadas del destino. Entonces nos palparmos vivos en dulces entierros. El frío, solo el frío tiene el hambre, el vacío de los ojos muertos.
Por los instintos del lucero viajamos en parpadeos, invadiéndolo todo, eternizándonos con manos secretas, por todas las cosas, conquistando otras voces. Vendrás más voces de las calles, silbando las casas donde vivimos, materialmente consumados. Vendrán a buscarnos los otros, los otros buscados, en la quietud del tiempo breve, eternamente breve. Entonces ya seremos círculos, palabras circulares, escupidos seres del soplo, donde se hizo la luz y las plantas y tierra.
AUTOR: VIRGILIO LOPEZ AZUAN
Vendrán las voces de las cantinas cantando lunas, estallidos amables, manos de putas, palomas entre copas. Todo quedará habitado por nosotros mismos, afuera estarán los silencios, profundos huecos del mundo. Afuera la silueta de la nada, en la materia derruida, hecha trizas por todo el cuerpo… Vendrán las lenguas y los lenguajes, y seremos palabras proporcionadas.
Voces de la calle, brillo de espejos en la puerta metálica del espíritu. Hacia dentro vamos, huyendo hacia fuera, haciendo universos. Eternos universos que no nos pertenecen. Contemplamos procesiones de palabras, con cargas pesadas del destino. Entonces nos palparmos vivos en dulces entierros. El frío, solo el frío tiene el hambre, el vacío de los ojos muertos.
Por los instintos del lucero viajamos en parpadeos, invadiéndolo todo, eternizándonos con manos secretas, por todas las cosas, conquistando otras voces. Vendrás más voces de las calles, silbando las casas donde vivimos, materialmente consumados. Vendrán a buscarnos los otros, los otros buscados, en la quietud del tiempo breve, eternamente breve. Entonces ya seremos círculos, palabras circulares, escupidos seres del soplo, donde se hizo la luz y las plantas y tierra.
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