Los poemas del efluvismo no son repeticiones del mero automatismo que plantea Bretón. El efluvismo no es la meta poesía del surrealismo. El efluvismo se vale de la conciencia y aspira a más, a tascar las aguas de la supraconciencia, más no de las aguas de la infraconciencia, esos mundos plagados “Pájaros y demonios” que nadie debiera visitar y mucho menos encender fuegos para que el humo de sus palos verdes no inunden el resplandor de la supraconciencia. Ahora bien, el cultor que se apoye en la infraconciencia podrá estar haciendo cualquier cosa, menos una poesía de carácter efluvista, sería en este caso, poesía del INFRAVISMO, que es un concepto a discutir.
Con la poesía del efluvismo se tienen muchos caminos abiertos, pero todos apuntan a un solo objetivo, la trascendencia del ser para producir en él una catarsis, capaz de explicarse uno mismo, la vida, el mundo y el cosmos. En el efluvismo si bien las palabras las dicta el pensamiento, como en todos los casos, este es producto de una reflexión sobre el lenguaje, de una formación holistica, y de una concepción de la imagen como punto de partida para canalizar los efluvios. Pero esa imagen puede ser real o imaginaria, estar asociada al mito o a lo cotidiano; a las palpitaciones del ser interior. El mito es el mismo mito en los planos de la conciencia que en el mundo real. Lo que se hace con el efluvismo es que se recrea ese mito con un sentido trascendente. Y repito trascendente porque esta palabra es usada por los interioristas, y cabe en el efluvismo. Es más mis primeras orientaciones fueron del Movimiento Interiorista que preside Bruno Rosario Candelier, pero orillando (como dice él) otras vertientes del pensamiento y la expresión.
En el efluvismo las ideas son perfectamente lógicas, pero no la logia del pensamiento común, es la lógica propia de la poesía, la lógica del ser interior, porque la poesía tiene su lógica interior, que resiste además una explicación científica desde la lógica de las ciencias. Si no es así sería la poesía del efluvismo un simple automatismo, repentismo, o inspiración al estilo planteado por los griegos.
El efluvismo, no rechaza, absorbe y trasmuta; saca del todo o de la nada, no importa cuales sean la concepciones estéticas, los movimientos, las escuelas, y el modelo o canon. El efluvismo no pretende encasillar a nadie, no roba libertades de pensamientos; no opone, solo es un camino más para la expresión. Acepta el automatismo, el repentismo que provenga de la conciencia del Ser. En eso no es intransigente. Ahora bien, esto puede resultar muy abstracto, pero en los mundos interiores donde se produce la génesis del pensamiento sensato, esto tiene un lenguaje bastante claro. No debe confundirse con postulados gnósticos, ni espiritualistas y mucho menos espiritistas (En este último puede ser caldo de cultivo del llamado INFRAVISMO). No debe pensarse que sigue corrientes filosóficas, metafísicas, religiosas o científicas, etc. No, el efluvismo tiende a ser como si el cosmos se conflagrara, y se produjera un pensamiento superior que una a la humanidad. Al menos si esto no es una meta es por intencionalidad, por amor al planeta, al mundo, al cosmos y el género humano.
Lo maravilloso de la mente humana es la capacidad tiene en ciernes, de explicar los fenómenos. Ya la ciencia ha tenido avances extraordinarios, pero si en su primer paso tiene tanta tela por donde le cortemos, (la observación) lo que sigue después tendrá que ser más riguroso, y de hecho, los científicos están de acuerdo con este juicio y exigen más rigurosidad con el método. Cada vez más se perfecciona, más se exige de las técnicas y sobre todo, cada vez más el mundo de las hipótesis trae nuevos retos. El efluvismo tendrá que probar algunas hipótesis en términos teóricamente aceptables, relacionadas con la consciencia y la inconsciencia, la esencia y el ser. Más que probar sería estar claro en la naturaleza, de las mismas, sin dar por concluido el tema a la luz de tesis encontradas. Esto parece difícil, pero no lo es, ha de llegar el momento en que el cultor del efluvismo encuentre su manera de expresión sobre la base del deslizamiento en los mares de la conciencia y/o lasupraconciencia si alcanza niveles altos de maestría en el dominio del lenguaje, el pensamiento y la conducción de los efluvios…
Un asunto importante es que debe aceptarse la veracidad de la existencia de los efluvios, de las emanaciones, musas, inspiraciones o cualquier otro término relacionado. Partiendo de ahí podremos hacer algo. Decir que eso existe y es comprobable mediante las reglas científicas todavía es debate de muchos analistas. Pero nadie puede negar que de algún lado, por alguna causa o motivo se produce el acto de la creatividad, o como dicen otros “el milagro de la creatividad”. Convencido de que las emanaciones para producir poesía utilizando el lenguaje y que ese lenguaje sea un metalenguaje como dirían los metapoetas, es que postulo por una manera de expresión poética. Olvidar los juegos de palabras las “mañas” literarias, ayuda mucho cuando se practica el efluvismo. Aquí la poesía no es gota a gota pensada como decía Gabriel Zelaya. Hay que abrir canales de expresión, donde fluya la poesía con su alta esencia, basada en un lenguaje sustancial.
¿Quién o quienes me hicieron pensar en el efluvismo? No fueron las teorías de André Bretón, Soupault y otros teóricos del surrealismo que luego hicieron sus aportes significativos. No, ni siquiera fueron los exquisitos poemas de Federico García Lorca que despertó en mi el instinto poético. Fue el título de un libro de otro grande: Miguel Hernández, poeta español de guerra civil. El título es “El rayo que no cesa”. Pensé que los efluvios pueden canalizarse y convertirse en rayos que no cesan. Esto, reitero, parece absurdo, pero es una manera más de pensar. Si tomamos como cierto que los efluvios existen, que provengan de un campo “magnético” del inconsciente como supone Bretón o no, esos efluvios deben tener una dirección, y si el poeta es capaz de ponerle dirección con autoconciencia sería algo fenomenal, extraordinario diría yo. Veamos lo que dice el manifiesto surrealista: “ Bueno, esto suena demasiado aéreo y hasta puede ser risible. Entonces, pensé que debe haber algún método o técnica para canalizar esos efluvios. En eso piensa el efluvismo, crear las técnicas o el método de canalización de esas emanaciones…. Yo siempre me preguntaba porque había creadores, independientemente del contexto, histórico, mercadológico, hegemónico en el cual se desarrollan estos creadores, su poesía es trascendente, que supera todas las ideologías, todas las formas de expresión. “Nobles, villanos, prohombre y gusanos” ponderan esa poesía en el poema y todo el mundo, no importando los riegos de la multivocidad y la sugestividadconcluyen con la trascendencia de ese poema. Esos se convierten en clásicos de la literatura, que todo el pueblo los canta, aunque no entendamos nada del mismo, pero que a su vez puede minarnos de luces diamantinas en el cosmos de nuestro ser. Eso es maravilloso.
Bueno, volvamos a los efluvios. Diré algunas cosas ahora porque cuando esté listo el manifiesto, si es que lo termino, esto no estará en la proclama. Además, no estoy desesperado porque lo conozcan, eso ahora no tiene trascendencia… Debo, como he dicho madurar, reflexionar algunos conceptos, y sin ser psicólogo o metafísico, mis estudios están ahondado en las reflexiones de importantes tratadistas: los clásicos y los modernos. Imagino el humo que provocan las hojas secas al quemarse. Imagino que el efecto del viento lo hace sinuoso, y no sigue una línea recta. Ni siquiera es recto del rastro de un rayo en el cielo que produce su luz quebradiza y a veces se rebela con ese formato y hasta hace semicírculos. El rayo que no cesa sería el que traza una línea recta desde la conciencia hasta el poema y desde ahí al público, pudiendo provocar un efecto dominó en los lectores, con aceptación general de ese poema.
Imagino también a un sulfita que fluye en una la ola, domina la tabla, mantiene el equilibrio y se desliza con movimientos plásticos sobre la superficie del agua, ejerciendo control de los vericuetos que trae la ola. Así debe ser el cultor del efluvismo, en este caso la tabla es el lenguaje, la estética está determinada por la plasticidad de los movimientos. El agua es la conciencia humana, y en estado más puro, la supraconciencia.
El desarrollo de la conciencia es básico para el cultor del efluvismo, y de ahí en adelante el cultivo de la poesía de conciencia. Puede que las palabras salgan disparadas como por un efecto magnético y sean atrapadas por el cultor, y que en ese proceso se pueda organizar una idea o un cuerpo de ideas, capaces de explicar la naturaleza de las mismas con esencia suprema del acto creador.
Como dije en el artículo anterior todavía el efluvismo es una “vaina” muy personal, una técnica, que toma todos los valores de todas las corrientes de pensamientos para expresarme por medio de ellas. Todavía no concluyo con la tesis del efluvismo. Tampoco sé si esto llegue a alguna parte. De lo que estoy seguro es que a mi me está funcionando, he cambiado todos mis esquemas para escribir, estoy libando, y me siento cómodo con lo que hago. No me creo inventor de nada y nunca haré movimiento alguno, nunca lo presidiré. Pero tampoco coarto a seguidores que se enrumben por estos predios. A lo mejor en mis hondas reflexiones que estoy haciendo, muchos de estos conceptos queden atrás. Estoy, con estas opiniones practicando la forma ENSAYO-ERROR, que me sumerge en un círculo de grandes retos.
Estas opiniones han surgido del debate muy fructífero con Ike, que además de ser un gran cultor de la poesía, es una persona que ausculta la trascendencia. Que al igual que yo con formación marxista, arrastrado en lo social con criterios fundamentales, tenemos espacio para estas opiniones que fortalecen el pensamiento literario del sur dominicano.
POEMA INEDITO DEL EFLUVISMO DE VIRGILIO LOPEZ AZUAN
(Consumación del color)
I
Que venga la fiesta, que la imagen abre sus ojos y muestra la piel llenita de colores. Se han pintado los recuerdos en cada contorno, en cada espacio de los cuerpos estirados. Se ha hecho la vida y un complejo mundo de luces coloreadas se acuesta en las alboradas, y nace la clorofila en las estomas del día. Ahora las flores son las campanitas que despiertan el asombro de los hombres acostados a los pies de un mundo que nace, que tiene la cara lozana del génesis, que vino rodando por los siglos de los siglos, amén. El tercer paraíso viene de la sombras, de la nada, de esa monada que envuelve los secretos de la primera lluvia, la primera alborada de trompetas y luciérnagas regadas en los ojos de la noche. Entonces, abriremos los pétalos de los sonidos eternos, de la música aplaudida en los silencios, en los círculos de Dante, en la Comedia Divina , en las manos de Virgilio camino del paraíso, en las ramas del purgatorio cuando los círculos columpian las arpías sobre la tierra prometida, sobre los engaños eternos pintados en las nubes, en los paisajes de la memoria.
II
Es tiempo para recordar que en lo blanco se consuma todo, los colores desbordados del reflejo, los prismas, las luces que les quedaban al espejo. Entonces, llegamos al fin, al infinito punto de círculos que de forma cuadrada han saltado las preguntas, las admiraciones, los profetas del oro y la corona que buscáramos en el cáliz, en la lucha de todos los sangrientos de la historia. En lo negro está lo oscuro, lo malo esteriotipado, la carga histórica, la discriminación de la alegría cercenada en los grillos, en lo barcos negreros de la idea. Entonces viene el verde manto, lienzo azul poblado de cielos, de esta impronta de amor nacido en los tambores. Los colores se consuman en la calles, en la cruz del calvario que alumbra los siglos, por los siglos de los siglos amén. Porque somos los caballos en mares de tinta, galopando versos y veranos. Porque nos encontramos en el sonido y la bulla natural del aplauso, porque nos entendimos con la canción alcoholada de los sueños, nosotros también nos consumamos. Pero nadie se consuma como elcolor, como el color blanco, como el la fuerza de la gravedad, como el pi y la circunferencia. Nadie se consuma como el amor, sólo los colores que suben a las mejillas cuando traemos los besos nuevos para el amor. También la sangre se hace roja en sol de las púrpuras inocencias, en la astral gravedad, en los recuerdos que se hicieron banderas henchidas en el corazón. Todos le buscan la imagen al alma, en los confines y los silencios, y nos encontramos los vapores azules de lo eterno. Pero el ama es un soplo de elementos en la carretera austral de las vértebras. En esa maravillosa sensación que sube las escaleras, matando los miedos del camino, Y vuelve a subir como serpiente llena de alas trasparentes, con su lengua bípeda, como si andara en una navaja de varios filos. Entonces, ahora se me ocurre que pienso y las razones se enredan como hiedras, que atentan los vapores y le impiden subidas a besar la luz sustentada en el cáliz de la gloria. No quiero sudar razones y hago los esfuerzos debidos, aparto sus hiedras, sus ramas serpentinas amenazantes. Siento la claridad de los dedos en el verso, la tentadora claridad, con la nostalgia que trae la música filtrada en los pechos, en los corazones henchidos y las sensaciones.
III
Si no tuviéramos la imagen, seríamos ausencias. Si no tuviéramos el color, los ojos no entraran al clímax de las claridades, al gusto que salta al ritmo de las tamboras, de la sístole sonada en el pentagrama, en las cuerdas de violines con caras de ángel. La imagen tiene alma circulante, redoblada de ternuras, que en las mañanas de los ríos se baña frente al sol y las sonrisas. Ya nos hemos encontrado y la imagen nos ama y nos venera, es la prolongación que suele espantarnos como sombra, cuando la sombra no debiera espantarnos. Así es, sin la imagen, no estarían las sombras. Sin las sombras, no estaría la luz, sin la luz no habría paraísos. La imagen es paraíso, bendito paraíso encontrado en los salmos, en los cantares, en las gestas del Apocalipsis, en esta vocación del principio y fin de la existencia. Sin la imagen no tendría sentido el recuerdo, ni los archivos askásicos, ni la caída del agua en la fuente, ni el beso que se queda en los labios de la amante, de la querida amante recostada en el pecho, en los latidos del corazón acelerado. Todo tiene su fin, menos el círculo y la música. Todo se queda en la faz del presente. Los colores se han tendido en el prisma, en el diamante, porque somos los elegidos, en esta fiesta del martes, cuando de nada hablamos. Sería una ilusión si el color no se consuma, sin que la soledad nos indique el río, los mares, los puertos y los naufragios. El color pinta toda imagen, de la transparencia azul de los cielos, de esta tarde crepuscular, de la última emoción de los iniciados. La imagen es la cruz en mitad del calvario, con sudores y vinagre, con la espada en costado y los templos resquebrajados. Con la madre en llanto yla Magdalena en los labios. La imagen es el siglo que parado en el recuerdo trajo el látigo de Roma, y la Biblia y los sagrarios. Nadie compra con denarios, con las treinta monedas y el sudario. Nadie se atreve a volverse después de este canto, de los Proverbios y los Cantares, del génesis que inventó el éxodoy los salmos ensalmados. No quisiéramos ser los mismos, ni la sombra se soporta acostada sin el rayo, sin el incesante rayo que tienta estar acabado.
IV
Ya lo sabemos, nada se consuma como el blanco, color crecido en los ojos de Newton cuando estaba enamorado. Nada como el blanco, y el disco girando con sus tonos infinitos, con el fin entre las manos. La razón del espíritu se vuelva contra todos y el mundo que siempre ha sido un fantasma, un duende en la galaxia podrá perderse si no es levantado sobre la marca elemental de las rosas. La imagen no es fría, no es el hielo del espanto, la imagen no es caliente, ni suave ni corrugada. No se compra su espíritu porque estás suspendido en los planos metafísicos. La imagen no tiene adioses en sus manos siempre está con nosotros, rica de pensamientos y días felices. A veces nos asusta y corremos por los laberintos de la soledad, arrepentidos de ser un grano de arena en playas blancamente consumadas. Tenemos la imagen en el rastro de los besos, en movimiento que deja el cuerpo, en los aleros donde cae la lluvia y te deja la huella del cielo prometido. La imagen no es clara ni oscura, es una silueta de lo transparente, la imagen es un diamante dando vuelta con sus mil caras, las caras nuevas del mundo nuevo. Ese mundo que deseamos, parado al pretil de las ansias. En la oscuridad la imagen se enamora de cuerpo y en el cuerpo penetra, como si abrazara la carne de la noche, como si fuera una avecilla que busca abrigo en los brazos tibios de la madre. Pero nadie sabe si la imagen es eterna, si de los cuerpos se desprende para habitar la tierra. Podría convertirse en recuerdos y de esta forma no muere, se queda siempre en los suspiros del cosmos. No basta encender los candeleros para decretar el fin de las sombras, ellas solo se apartan para luego volverse a congregar. Y así somos nosotros, parece que nos replegamos, pensando en lo eterno, porque nadie quiere consumarse con la muerte. La muerte solo se consuma en Cristo, en la cruz del perdón, en la esponja de vinagre que trajo los ruidos del Apocalipsis, y las bestias y la furia del templo partido en dos mitades perfectas.
1 comentario:
Infraconsciente, subconsciente, inconsciente, preconsciente, autoconsciente...Me pierdo.
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